Cada vez que en un ámbito determinado se produce un aumento de niveles, supone fatalmente el retorno a unas condiciones que algunos se resisten a reconocer y otros sobrellevamos a duras penas.
En esta ocasión son los funcionarios de los Cuerpos Generales, pertenecientes al grupo C y con destino en las Comisarías de Policía, los que ven fijado como nivel mínimo el 16. Nadie en su sano juicio puede comprender la discriminación que representa observar como un funcionario que realiza cometidos meramente burocráticos se le asigna ese nivel mínimo y, sin embargo, un funcionario del Cuerpo de Ayudantes con puesto de trabajo de Genérico todavía permanece en el 15. Degradante, se mire como se mire.
Los de siempre nos dirán que no les supone dinero (como en el caso de la Policía), que en nuestro ámbito está previsto un aumento, que intoxicamos… y todas esas falacias, fabulaciones y enredos que mantienen al personal más o menos obnubilado. Pero la realidad es irrefutable y a día de hoy el personal sigue con el mismo nivel, en espera de que los sindicatos del pesebre se conduelan algún día del personal en uno de esos cenáculos que periódicamente celebran con la Administración y acuerden incrementar el nivel de los sumisos funcionarios penitenciarios.
Nos duela o no reconocerlo, lo cierto es que los trabajadores y quienes les representamos no estamos a la altura de las circunstancias, cuando permanecemos impasibles ante la unificación de escalas y demás ultrajes, bajo un escrupuloso respeto de una paz social avalada a bajo precio.
En su día advirtiendo sobre la ventaja de un acuerdo con vigencia a un año, lo teníamos tan claro como otros el sortear cualquier obstáculo que pudiera perturbar la ansiada tranquilidad durante cuatro años. Al fin y al cabo esto pudiera ser una empresa y los conflictos no contribuyen a incrementar el patrimonio.
EJECUTIVA NACIONAL CSI-CSIF PRISIONES
