C. P. CORDOBA

Un islamista fanatizado vinculado al 11M quiso amargarles y arruinarles el Fin de Año a un grupo de trabajadores del centro penitenciario de Córdoba.

Mientras la gran e inmensa mayoría de los españoles cena con su familia, se prepara para contar las uvas y descorchar el champán, se ríe con el último programa de humor del año o formula buenos propósitos para los próximos meses, otros ciudadanos velan por su salud en hospitales, otros patrullan las calles, otros están alerta ante un posible siniestro y en los centros penitenciarios los funcionarios de prisiones vigilan y custodian esa noche  a algunos peligrosísimos individuos que han participado en siniestros y conocidos  atentados, a otros que han maltratado y asesinado a inocentes mujeres, o también a quienes han abusado de indefensos niños.

Un centro penitenciario no echa el cierre y trabaja veinticuatro sobre veinticuatro horas los 365 días del año con el  objetivo fundamental encomendado por la Constitución de reinsertar a tales individuos.

Este último día 31 un islamista fanatizado vinculado con el 11M y recluido en el centro penitenciario de Córdoba destrozó su celda y sus pertenencias personales, y haciéndose con un cristal en una mano y un objeto punzante en la otra, amenazó de muerte a un grupo de funcionarios que lo vigilaban y custodiaban, mas a un subdirector de seguridad y un subdirector médico que velaba por su salud.

Una vez agotado todo diálogo y de resultas de la intervención de los profesionales penitenciarios con el objeto de reestablecer la normalidad regimental, dos funcionarios de prisiones resultaron lesionados  necesitando de una primera asistencia en la enfermería del centro, siendo posteriormente uno de ellos atendido en un hospital con carácter urgente donde se le practicó una radiografía maxilo facial, se le administró medicación y aconsejó reposo domicilario. Los dolores de este compañero fueron tan fuertes que le  impidieron celebrar la Nochevieja con su familia como cualquier ciudadano español normal y corriente. El 1 de enero tampoco se encontraba en condiciones de acudir a su puesto de trabajo.

Cuando ocurren estos casos siempre se nos responde con una insensibilidad que uno no tendría ni con su peor enemigo aduciendo que estos gajes del oficio entran en el sueldo, cuando tan difícil no es de entender que no se pagan con nada.

La profesionalidad de estos compañeros resolviendo conflictos no puede ni debe ponerse en duda pues son muchos los que fiscalizan constantemente ese saber hacer: desde sus superiores jerárquicos a otros profesionales de la justicia o de la medicina,  pasando por la inspección penitenciaria, los mass media, defensores del pueblo, asociaciones de derechos humanos,  ong,s varias, etc… ; pero sí deberían cuestionarse los medios que la Administración les proporciona para, repito, resolver esos conflictos puntuales, pues en la mayoría de los casos ni son  modernos, ni eficaces,  ni responden a la filosofía de lo que debe ser un centro penitenciario del siglo XXl, ya que sabido es que la Administración penitenciaria que tan generosa se muestra en conseguir algunos objetivos  tratamentales y en cuidar una imagen virtual que en nada se parece al día a día ,  racanea sin embargo en actualizar plantillas y escatima y usurea  en el área de seguridad, uno de los dos pilares que sostiene el enorme edificio sobre el que aposenta sus reales el controvertido mandato constitucional 25.2.

Fdo. Delegado CSI-F en Córdoba.