AGRESIONES CADA VEZ MÁS FRECUENTES Y GRAVES A TRABAJADORES PENITENCIARIOS

SRA. SECRETARIA GENERAL

Secretaría General de Instituciones Penitenciarias
c/ Alcalá, 38-40
28071-MADRID


Desde hace ya bastante tiempo, todos los Sindicatos representativos en el ámbito de esta Secretaría General, venimos denunciando repetidamente, con escaso eco por su parte por cierto, la grave situación actual de hacinamiento y de precariedad insostenible en materia de personal en todos y cada uno de los Centros Penitenciarios dependientes de esa Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

La situación, lejos de mejorar, está empeorando rápidamente, aunque Vd. lo niegue constantemente con estadísticas incomprensibles para los que trabajamos diariamente con este problema y que conocemos perfectamente; no tenemos más que ver los 8 incidentes graves ocurridos durante el recientemente pasado mes de noviembre, lo que supone 1 incidente grave cada cuatro días (estamos teniendo en cuenta únicamente los incidentes que llegan a la prensa que son los más graves, el resto son cuatro veces más) pero lo más espinoso ha sido el incremento en agresiones directas con “pinchos” que lo único que buscan es el secuestro o la muerte de los funcionarios, como han sido los casos de Perogordo (Segovia) y de Mansilla de las Mulas (León) funcionarios que, por otra parte, se encuentran solos de servicio en el módulo la mayoría de las veces.

Estos dos casos han sido protagonizados por internos, considerados por los funcionarios como extremadamente peligrosos, de los que se han hechos innumerables informes y para los que hemos rogado, incluso, su regresión a 1er. grado de tratamiento y su traslado a Departamentos de Régimen Especial. Ha tenido que ocurrir un intento de asesinato para que se tomen las medidas tan reclamadas.

Somos plenamente conscientes de que la política penitenciaria es prerrogativa del Gobierno a través del Ministerio del Interior y especialmente mediante la participación directa de esta Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Sin embargo y desde CSI-CSIF se lo hemos planteado en varias ocasiones personalmente, el método utilizado de reducir a la mínima expresión la aplicación del 1er. grado de tratamiento penitenciario y art. 10, progresando a 2º grado a los internos por un mínimo indicio de superación de la agresividad, es un método que han aprendido a manipular los internos y que actualmente hace que muchos de ellos, internos con un potencial de agresividad, peligrosidad, gran resentimiento hacia los funcionarios y con extensos historiales de secuestros y agresiones a trabajadores penitenciarios, campen a sus anchas camuflados en módulos de 2º grado como bombas de relojería.

Esta política suya se agrava notablemente en los centros donde varios Departamentos se han convertido en Módulos Terapéuticos o Módulos de Respeto. Entendemos perfectamente que este tipo de módulos se venden muy bien en la prensa, ante la Sociedad ignorante de la realidad o ante la no menos ignorante de la realidad Comunidad Penitenciaria Internacional.

Este tipo de Módulos, también se lo hemos comentado personalmente, en principio buenos para la reinserción de los internos, son considerados positivamente también por nosotros, como no podía ser de otra manera siempre que, como todo en la vida, no se abuse de ellos. Sin embargo, la situación actual de algunos centros dista mucho de ser la ideal en este aspecto, existen centros donde la mayoría de los Módulos son de respecto o terapéuticos con lo que se consigue que los tres o cuatro módulos restantes se conviertan en guetos para los internos “malos” donde crecen como champiñones los 1º grados camuflados gracias además a su política de “buenismo”, de segundas y terceras oportunidades y progresión casi indiscriminada de grado de tratamiento penitenciario, como decíamos más arriba, y se convierten, por tanto, en módulos donde los funcionarios que allí prestan sus servicios se juegan la vida cada día.

Esta política también produce otro efecto nefasto en las plantillas de los Centros Penitenciarios, ya que en los módulos terapéuticos o de respeto se necesitan perfiles de funcionarios muy especiales, a decir de ciertos directores; con lo que no solamente se convierten (estos centros) en diferenciadores de internos de primera y segunda, sino que también se produce esta misma diferenciación entre los propios funcionarios, lo que provoca situaciones de estrés, desilusión y enfrentamiento muy negativas para el normal funcionamiento del Centro Penitenciario.

Sra. Gallizo, NOS ESTAN APUÑALANDO, no sé si se da cuenta, y no me diga que somos unos exagerados. Hasta ahora hemos salido medianamente bien parados gracias a nuestra profesionalidad pero, sobre todo, a una dosis muy alta de pura suerte. Nuestros niveles y nuestros sueldos no pagan muchas de las cosas que hacemos diariamente y muchos riesgos de los que corremos por el mero hecho de ser trabajadores de las instituciones penitenciarias españolas, amenaza terrorista por ejemplo y muy especialmente, pero menos aún que nos juguemos la vida cada día en nuestro trabajo. No quiero ni pensar el día que se acabe la suerte o que el compañero no tenga la experiencia necesaria y tengamos un muerto sobre la mesa, le aseguro que sabremos perfectamente a quienes señalar y donde exigir todas las responsabilidades políticas, sociales y penales hasta el final.

Desde CSI-CSIF le rogamos el abandono de la política de progresión cuasi-indiscriminada de grado de los internos más peligrosos, la restricción a un número eficaz de módulos terapéuticos y de respeto en los centros penitenciarios y, sobre todo, la consecución para el año 2009 de una oferta de empleo público suficiente que palie, al menos, la negra situación de falta de personal que padecemos.




Fdo.: Francisco-Gil Llera Arrojo
Presidente del Sector Nacional de II.PP.